lunes, 28 de noviembre de 2011

CANADA: Paraíso de contaminación

OTTAWA, oct (IPS) - Canadá posee al menos 3.600 vertederos de residuos tóxicos y 17 minas abandonadas que liberan peligrosos contaminantes al ambiente, advirtió la comisionada federal del Ambiente. 

Arsénico, cianuro y otras toxinas se filtran a los suelos y a las napas de agua, tanto en zonas pobladas como en los rincones más remotos del país, sostiene un informe independiente entregado al Parlamento por la comisionada Johnanne Gelinas, nombrada por el gobierno. 

Uno de los lugares más contaminados es la occidental ciudad de Sydney, en la provincia de Nueva Escocia, donde enormes estanques de líquidos alquitranados, con sustancias muy peligrosas y persistentes, contaminan el aire, el suelo y el agua subterránea. 

Se trata de 700.000 toneladas de fango muy contaminado, procedente de las filtraciones de una fábrica abandonada de coque -- combustible a base de carbón mineral-- emplazada en una zona vecina. 

Aunque el gobierno prometió limpiar los estanques, Gelinas sostuvo que la financiación para el proyecto aún no está prevista. 

”Funcionarios del gobierno nos explicaron que aún no está decidido el alcance de su contribución para pagar los costos asociados a la próxima fase de limpieza en Sydney”, dijo Gelinas en una exposición ante la Cámara de los Comunes (cámara baja). 

Se está acabando el tiempo para eliminar miles de depósitos tóxicos como éstos, dijo más tarde a la prensa Gelinas. 

”Debemos ir más allá del diálogo y actuar. Estos problemas están allí, la población está expuesta a riesgos sanitarios, el ambiente está contaminado y tenemos que dejar de hablar y adoptar soluciones”, advirtió. 

La organización ambientalista Sierra Club de Canadá se manifestó complacida con la actitud de la funcionaria, que arroja luz ”sobre un rincón oscuro de la conducta del país: el manejo de residuos tóxicos, minas abandonadas y sitios radiactivos en todo el territorio”. 

El gobierno de Jean Chrétien debería administrar sus cuentas para beneficio de las generaciones futuras, pero en cambio les deja basura y desechos peligrosos, sostuvo la directora ejecutiva del Sierra Club, Elizabeth May. 

La organización exhorta a crear el fondo ”Canadá Limpio”, similar al Super Fondo de Estados Unidos, para organizar la limpieza de lugares contaminados. 

Pero Ottawa también debe hacerse cargo del asunto, añadió May. 

”Este informe perturbará a muchas personas cuando se enteren de que el gobierno aún no ha decidido si algunos de sus recursos serán destinados a la limpieza”, dijo la activista. 

El ministro de Ambiente, David Anderson, replicó que el gobierno no dispone de miles de millones de dólares para gastar en la limpieza de los estanques de Sydney y en miles de otros lugares tóxicos del país. 

”No hay duda de que el Departamento (ministerio) de Ambiente no está bien financiado. Intentamos por todos los medios hacer lo mejor con recursos limitados”, alegó Anderson. 

En los últimos 20 años, el gobierno central destinó 160 millones de dólares a los estanques contaminados y áreas cercanas, afirma el documento de la comisionada ambiental. 

Esto incluye más de 66 millones de dólares en estudios ambientales e intentos de limpieza desde 1993. 

El alcalde del municipio de Cape Breton, John Morgan, donde se encuentran los residuos, aseveró que el informe coincide con su apreciación acerca de que el gobierno central no divulgó el costo total ni se comprometió a concluir la limpieza. 

Gelinas concluyó que el gobierno tiene una política ambiental errática y sin prioridades claras. ”Parece que no hubiera nadie al mando”, añadió a la prensa. 

El documento sometido al Parlamento señala que las autoridades federales ”no están destinando suficientes recursos humanos y financieros, ni utilizan sus facultades regulatorias ni económicas o su liderazgo político para cumplir con sus compromisos de desarrollo sustentable”. 

Gelinas trabaja fuera del ámbito de la Auditoría General y reporta directamente ante el Poder Legislativo. 

Su informe aparece mientras el gobierno de Chrétien polemiza públicamente con el sector petrolero y gasífero sobre la prevista ratificación del Protocolo de Kyoto, destinado a limitar la emisión de los gases de efecto invernadero, vinculados al cambio climático. 

Las críticas ambientalistas se ciernen también sobre el primer ministro Chrétien debido a tres fallidos intentos de aprobar una ley de protección a las especies amenazadas.

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